Con la llegada del calor uno de los problemas más frecuentes en los ciclistas son las molestias en los pies y pueden ser:
Pie caliente (metatarsalgia).
Entumecimiento (parestesias).
Dolor metatarsiano.
Presión en el exterior del pie.
Dolor en la parte superior del pie.
La principal causa de estas molestias suele ser una mala elección de las zapatillas.
Por ello, para saber qué tipo de zapatilla debemos utilizar, hay varias consideraciones que debemos tener en cuenta para poder realizar muchos kilómetros, disfrutar de la salida y no sufrir estas molestias.
Las compras por Internet están muy bien, pero cuando compramos zapatillas de ciclismo mejor hacerlo en tiendas físicas a no ser que estemos reemplazando unas zapatillas por otras iguales y probar las zapatillas a última hora del día o después de un entrenamiento largo.
La forma de la zapatilla tiene que coincidir con la forma de nuestro pie ya que no todas las zapatillas tienen la misma forma.
La zapatilla de ciclismo debe ser tan ancha como nuestro ante pie o incluso un poco más, ya que, cuando aplicamos la fuerza sobre pedales, el antepie se ensancha.
Una comprobación muy sencilla para saber esto es sacar la plantilla de la zapatilla y poner nuestro pie encima. Si tu pie sobresale, la zapatilla será demasiado estrecha para ti. También hay que tener en cuenta que, en invierno, se lleva un calcetín más gordo y que en verano el pie se hincha por el calor.
Respecto a la talla, lo recomendable es que sea entre medio y un número más, pero sería suficiente con que los dedos no tocasen con la puntera al pedalear. Para esto, lo ideal es probárselas en la tienda, ponerse de pie y hacer un poco de fuerza para ver qué ocurre dentro de la zapatilla y si tiene un pequeño espacio (recodar que no necesariamente el dedo gordo es el más largo).
También recordar que tiene que quedar espacio entre el empeine y la zapatilla.
Y con respecto a pies con un empeine prominente, muy cavos o con molestias es mejor elegir zapatillas que tengan dos o tres partes de ajuste en lugar de un solo cierre BOA. De esta manera, se puede aplicar más o menos presión según la zona de molestia.
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